Siglos que duran minutos
Tenía delante cuatro montones de cartas y algunas más desparramadas por el suelo. Casi había acabado el solitario. Me senté junto a ella, y me quedé recogiendo su nuca con los ojos, y besando el aire que la rodeaba, simplemente porque sabía bien. Se giró y me clavó su mirada. Aguanté lo que pude, que es más de lo que pensé. Me deslicé hasta quedar enfrentado a ella, sin cesar de examinarnos. Y muy cerquita de su nariz cayó la mía. Bizqueaba. Festejábamos ese bizqueo con suaves sonrisas.
Y no se por qué. Mi tristeza acudió a una cita tonta con las señoritas lacrimales y una gota salada y caliente resbaló por donde jamás tenía que haberlo hecho. Con un movimiento de limpiaparabrisas experimentada su mano abofeteó la lágrima, sus labios lamieron la carretera abierta en la mejilla y acabaron buscando el inoportuno manantial para desecarlo.
Y no se porqué. La busqué con mis brazos pero me rechazó. Cabeceé primero y agaché la cabeza luego y quedé un momento perdido en el suelo, desenfocada la mirada, contando las manchas dibujadas en las losas. Con sus dedos duros me izó la barbilla y volvió a buscarme entre mis ojos. Me recuperó, claro, y permanecimos así sin movernos durante un siglo que tan sólo duró un minuto, casi sin pestañear y acompañados de Madre de Deus.
Hasta que nos abrazamos... muy hondo.
Y no se por qué. Mi tristeza acudió a una cita tonta con las señoritas lacrimales y una gota salada y caliente resbaló por donde jamás tenía que haberlo hecho. Con un movimiento de limpiaparabrisas experimentada su mano abofeteó la lágrima, sus labios lamieron la carretera abierta en la mejilla y acabaron buscando el inoportuno manantial para desecarlo.
Y no se porqué. La busqué con mis brazos pero me rechazó. Cabeceé primero y agaché la cabeza luego y quedé un momento perdido en el suelo, desenfocada la mirada, contando las manchas dibujadas en las losas. Con sus dedos duros me izó la barbilla y volvió a buscarme entre mis ojos. Me recuperó, claro, y permanecimos así sin movernos durante un siglo que tan sólo duró un minuto, casi sin pestañear y acompañados de Madre de Deus.
Hasta que nos abrazamos... muy hondo.
6 comentarios
lunaaaaa -
a que un instante te puede parecer toda una vida si estas enamoradooooooooooo....
mox -
mox -
una mirada sostenida, de esas que desnudan esa alma es una de ellas.
Y sí, siempre hay cosas que no decimos, pero que mi otra mitad me adivina (es un poco bruja ¿sabes?).
lunaaaa, estoooo... ¿me estás llamando viejo?. Mira que no quedamos a cenar otro día ¿eh?...
Ess Je,je, mucho yoga, mucho kundalini, mucho vientre plano terminado en V... pero ¿a la hora de la verdad nadie te besa las lágrimas, ni te abraza hasta romperte?...
¡¡No me creo que no te pasen estas cosas, amiga Ess!!
.
lunaaaaa -
Malasanta -
Hay algo dentro de tí pendiente de "decir" o de compartir. Es solo una impresión.
Un abrazo.
Ess -