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Erase Una Vez

Me ducho y adiós calor (I) y (II)

Me ducho y adiós calor (I) y (II)
Me ducho y adiós calor (I)
Pongamos que se trate de Agosto en una habitación cerrada, oculta con persianas al fuego de las cinco de la tarde. Pongamos una cama húmeda de calor. Pongamos un cuerpo brillante, de oscuro pelo mojado, de labios rojos de sed. Pongamos una siesta profunda enterrada entre almohadas. Pongamos en fin, un brillo luminoso de aceite de sudor.

Cuerpo desnudo, asfixiado, hielo ardiente derretido, castigado por el dulce látigo de la luz del mar.

No puedo más. Un pié en el suelo fresco y me animo a buscar la ducha. Las gotas de sudor nacen como lo harían en el origen de un río: revueltas se abrazan, se funden y caen por peso en mitad de mi camino al cuartucho de baño.

No cierro la puerta. ¿Para qué?. No espero a nadie. El pié de ducha está encajado al fondo, justo después de la pila para lavarse la cara, del bidet y del Asiento Real. Es un sitio muy estrecho y muy cálido.

Impaciente miro al techo cerrando los ojos y abro el grifo. Recibo un chorro de agua que se evapora al mojarme. Abro la boca y pido más: quiero penetrar en la cañería y recibir el bálsamo de un agua fría que resbale por entre todos los rincones de mi vida, y me lleno de vida la boca y dejo que fluya y se derrame y se estrelle contra el suelo y se la trague el desagüe.

Me ducho y adiós calor (II)

Tan estrecha la ducha que toco con mi espalda el suave tacto del alicatado. Mi calor siente una punzada de frío y algo me recorre desde la nuca a los tobillos.

El grifo cerrado. Las últimas gotas de agua caen lentas, distanciadas, perezosas sobre mi cabeza e inconscientemente alzo la boca y la abro para beberme la última... que no llega.

Y trago saliva y comienzo a sudar, aunque de otra forma.

Juego con abrir unas gotas y dejarlas resbalar por entre mi espalda, y me muevo hacia ellas ofreciéndome, primero la cara, luego los hombros, luego las piernas y me doy la vuelta y dejo que se suiciden, lentas, en mi culo.

Y trago saliva. Enrojecida la piel, tenso el cuello y trago saliva.

Busco el jabón, lo humedezco y comienzo a frotar con los ojos cerrados mi cuello, pezón de un lado, cadera, ombligo, vientre, pezón del otro lado hombro , brazo, mano, cadera, piernas, de una a otra, de una a otra.

Y trago saliva. Durante muchos minutos. Muchos.

Me dejo dominar por mis manos, retardando el contacto que me hará cerrar los ojos de forma tranquila, sin esperar lo inesperado sin buscar lo encontrado sin enredarme en un lago de hilos dulces, como la piel de tu sonrisa, como el tacto de tu boca, como el sol de tus dedos... tus dedos... flotan hacia mí... dentro... como la arena de la playa , como el mar turquesa de una gruta esclava de las olas, como el viento que te nombra... tu voz que me llena y me relaja, que me recubre y me posee, que se cae entre mis brazos agotándose, dejándose ir a mis manos... mis manos... que son plumas que presionan, que resuelven, que frotan con frotes de nubes, de espuma de jabón...

Me dejo caer sin fuerzas, aún encontrando placer, y en cuclillas, abriéndome lo que la estrechez del baño me permite, busco nuevas gotas de agua... gotas de agua que no han dejado de caer, tan ligeras sobre mi cuerpo, sobre mi cara, sobre mi boca, sobre mi lengua, y las trago, para apagar mi sed, las bebo para enfriar mi calor y revuelvo la cabeza para que se repartan por donde ellas quieran.

Dedos que exploran. Y trago saliva. El cuello tenso, buscando el cielo.

Y el frío del alicatado se mezcla con el calor del sudor, con el frío del agua y con el calor del placer y empujo hacia arriba la pelvis en busca de lo que no está aunque mi imaginación lo dibuje, mis ojos lo vean y mi corazón lo sienta.

Sí. Respiro tan caliente que me quemo con el aire de los gemidos que alguien invoca, con lo ininteligible del éxtasis que alguien sufre, con los salvajes balanceos buscando fríos que me hagan sudar.

Sí. Síííííííí. Síííííííi. Siiii. Sii

Caigo. Silencio. Rendición. Gotas frías en mi nuca. Tiempo. Inerte. Tiempo. Ojos cerrados. Tiempo...

Me levanto, me lavo, salgo a mi habitación, busco la cama, me desparramo en ella y me entierro entre almohadas. Pienso.

6 comentarios

lunaaaaa -

Un Saludo Mox

lokura -

Queria comentarte el otro pero no me deja.. snif.. en fin que sobre pantalones viejos.. ese es su encanto o acaso crees que son comparables unos tejanos nuevos al tacto de los que tengo en mi armario despeluchados, suaves y medio rotos? ademas sabes.. las cosas de muy viejas pasan a ser objetos coleccionables de esos que alcanzan mucho valor para el que los tiene y... muy poco los tienen, como los cuadros, que hay muchas copias y solo uno original en un museo muy caro. Un abrazo , se te echo de menos! a mil

coco -

juas!
(era por tener la última palabra ;) )

mox -

Rosi, ¡Coloraito me has puesto, corazón! Muchas gracias y te devuelvo un beso de agosto, agosto.

Coco:
I)Hay sequía hasta de momentos así.

II) Coño, ¿tú no sabes que hay sequia?

coco -

Comentario (I)
Coño, ¿tú no sabes que hay sequia?
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Comentario (II)
Yo también necesito ahora una ducha, bien fría...

Rosi -

¡¡Dios que placer ¡¡

Mox me he quedado asombrada, boquiabierta, extasiada.
Hace unos días le hablé a una conocida de los blogs, mis palabras fueron, son gente especial que regala lo que escriben. Gratis.

Pagaría gustosa estas letras.

Gracias y un beso a cambio