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Erase Una Vez

Dolores de Cabeza

Dolores de Cabeza

Todo empezó anoche, cuando hicimos el amor con mucha nocturnidad y alevosía y continuó esta mañana cuando repetimos la mucha y variada alevosía pero con luz diurna. Ya no me acuerdo el tiempo que hacía que no se repetía este raro fenómeno.

Luego, a medio día, me inventé un aparcamiento en un barrio donde era imposible aparcar. Fuí a hacer una fotocopia de un DNI y me encontré una cola que se derramaba hasta la puerta de la librería y no tuve más remedio que esperar en la calle, a pleno sol del sureste a las casi dos de la tarde.

¿Alguien sabe lo que es la siesta del borrego?. Sí, esa que te da a la hora del Martini, justo antes de comer. ¿Y alguien se ha quedado dormido alguna vez de pié?. Pues sí, a pleno sol, me quedé dormidito, soñando que soñaba sueños ligeros.

Me despertó un perro callejero que no mediría mas de un palmo de alto. Y además creyó que yo estaba en celo porque se encaramó a mi pierna y empezó a tirársela como si le fuera la vida en ello y yo fuera la última perra sobre la faz de la tierra y se sintiera obligado en conciencia a perpetuar su especie.

Asqueado, me lo sacudí de encima a base de una tremenda epilepsia de pierna, pero como persistía me agaché a coger una piedra del suelo, o a hacer que la cogía, que con sólo el gesto, los chuchos salen por piernas.

En estas, una señora que andaba paseando a su divina perrita (a saber lo que hacían a las dos y media de la tarde la divina y la señora en la calle) se puso a recriminarme, al principio sin miramientos (que por qué le iba a tirar piedras a los pobres animales), luego duramente (¡Asesino violento!. ¡Parece mentira que los humanos seamos nosotros y los perros ellos!. Oiga usted, señora, que se me quería casar. ¡¡Guau, guau!) a continuación violentamente con insultos (¡¡Desvergonzado, descarado, maltratador!! ¡¡¡Socorro POLICÍA!!!... Y mientras, me golpeaba con la correa de la divina sin descanso. ¡¡GUAU, GUAU, GRRRR!!)

Yo, en parte porque no soy violento, en parte porque odio los escándalos, en parte porque me hacía daño, en parte porque no podía devolverle los golpes, en parte por si venía la policía de verdad y en parte porque la papelería de las fotocopias ya la habían cerrado, salí corriendo hacia el coche perseguido por los gritos de ella y los ladridos de la divina.

Debía entregar la dichosa fotocopia en la Consejería de Vivienda para optar a una jugosa subvención. Era el último día de un plazo improrrogable y ya me había peleado con la funcionaria porque no me había querido hacer la maldita fotocopia en la fotocopiadora que tenía detrás de ella y que llevaba diez minutos sin tirar una copia. Además, la misma funcionaria me había denegado el presentar la documentación por falta de algún impreso escondido entre la letra pequeña y ésta era la tercera vez. No podía volver sin ella. Aunque en vista de las circunstancias y siendo las tres menos cuarto, ya daba por perdidos los jugos de la subvención.

Todo esto pasaba por mi cabeza mientras corría como un poseso hacia el coche. Con las prisas de querer refugiarme en su interior intenté abrir la puerta sin quitarle los seguros y la alarma nueva que le había colocado hacía unos días con la voz del Neng chillando a pleno pulmón "¡¡¡¡Socorroooooooo que me quieren robaaaaaaaaaaarr!!!! Comenzó a sonar, así como repetidos pitidos y demás estridencias propias de la situación.

Como no podía ser de otra forma, las cortinas de las ventanas se descorrieron y juraría que por lo menos diez vecinos estaban con el móvil en la mano con cara de rabiosa preocupación describiéndoles a la policía, el ladrón, el modelo del coche y su matrícula. Así que me ví en la necesidad de dar explicaciones y con las manos en alto, sosteniendo las llaves y recorriendo con la vista las ventanas, como hacen los toreros con las orejas y el rabo, paseé las llaves a lo largo de tendido, mostrándolas bien y apagando la alarma y gritando casi con lágrimas en los ojos ¡¡ES MÍO. ES MÍO!!

Me introduje después de recoger la multa que tenía en el limpiaparabrisas del coche (en la que se leía claramente: hay que ver qué manera tiene usted de inventarse aparcamientos) y casi a punto de que la mujer me alcanzara con otro duro golpe de correa.

........

Esta noche, mi esposa me espera con el tanga rojo, el sujetador de puntilla que tanto me gusta y la caja de condones de sabores tropicales. A mí me ha dado un mal presentimiento, así es que le voy a decir que me duele la cabeza y que si lo dejamos para otro día.

4 comentarios

mox -

Redigo!!

coco -

Digo!

mox -

Jejeje, a estas alturas de necesidad, ¡mira que creer en la mala suerte!

coco -

Buenobuenobueno, que no, que no es por follar (ni por repetir), que yo estoy a dos velas y también me persigue el cenizo... así que, no lo dudes: que te quiten lo bailao...
Además, disparando alarmas se hacen amigos ;)