Sorpresa
Las manos se escondían del frío en los bolsillos del anorak y de paso, jugaban con las llaves del piso para hacer tiempo hasta que saliera Raúl del instituto. Aquella tarde avecinaba prisa. Con el tiempo justo de coger el once, correrían alegres a la parada del autobús y se alejarían así del barrio.
Al llegar a la Avenida de los Pinos, entre besos, abrazos, caricias y risas, jugaría a decir que tenía una sorpresa y bajaría del autobús agarrándole la mano, encadenándosela. Pondría carita de diablesa al contarle lo del piso y seguro que a los ojos de Raúl se asomarían resplandores de pensamientos de fuego. El abrazo la levantaría un palmo del suelo y cuando le preguntara cómo la había conseguido, no se lo diría. Mentiría diciendo que era de una amiga del trabajo. Nadie sabía lo del piso de su padre, ni siquiera su madre, así que lo mantendría en secreto y no echaría más leña al fuego de una relación de padres tan viciada.
Ahora estaba esperando a Raúl y eso era lo que le importaba. Nada más.
Tenían que acercarse a una farmacia para comprar los durex. Entraría él, esperaría ella, un poco alejada de la puerta con la esperanza de que no la vieran y evitar así obscenos comentarios de condena. Subirían en el ascensor comiéndose a besos y no sabe si llegarían vestidos a la cama. Se quedarían hasta las nueve y harían el amor nueve veces y volarían nueve días y cenarían nueve noches. Su número era el nueve veces venerado nueve y lo quería incorporar al momento más importante de su vida. No le importaba el después, ni tampoco su trabajo, y por qué habría de importarle sus padres y sus sermones.
Aquí y ahora. Raúl, la sorpresa y el amor.
Comenzaban a salir ya. Alargó el cuello buscando, alargó la mirada amando, alargó las manos adorando, sonrisa de ilusión, alegría de vivir, necesidad de querer.
Raúl... Raúl... ¿Raúl? ¡Raúl!
...Pero vió que Raúl estaba llenando de calor los labios de otra...
Al llegar a la Avenida de los Pinos, entre besos, abrazos, caricias y risas, jugaría a decir que tenía una sorpresa y bajaría del autobús agarrándole la mano, encadenándosela. Pondría carita de diablesa al contarle lo del piso y seguro que a los ojos de Raúl se asomarían resplandores de pensamientos de fuego. El abrazo la levantaría un palmo del suelo y cuando le preguntara cómo la había conseguido, no se lo diría. Mentiría diciendo que era de una amiga del trabajo. Nadie sabía lo del piso de su padre, ni siquiera su madre, así que lo mantendría en secreto y no echaría más leña al fuego de una relación de padres tan viciada.
Ahora estaba esperando a Raúl y eso era lo que le importaba. Nada más.
Tenían que acercarse a una farmacia para comprar los durex. Entraría él, esperaría ella, un poco alejada de la puerta con la esperanza de que no la vieran y evitar así obscenos comentarios de condena. Subirían en el ascensor comiéndose a besos y no sabe si llegarían vestidos a la cama. Se quedarían hasta las nueve y harían el amor nueve veces y volarían nueve días y cenarían nueve noches. Su número era el nueve veces venerado nueve y lo quería incorporar al momento más importante de su vida. No le importaba el después, ni tampoco su trabajo, y por qué habría de importarle sus padres y sus sermones.
Aquí y ahora. Raúl, la sorpresa y el amor.
Comenzaban a salir ya. Alargó el cuello buscando, alargó la mirada amando, alargó las manos adorando, sonrisa de ilusión, alegría de vivir, necesidad de querer.
Raúl... Raúl... ¿Raúl? ¡Raúl!
...Pero vió que Raúl estaba llenando de calor los labios de otra...
9 comentarios
mox -
lunaaaaa -
mox -
El otro final era éste:
Un beso..., un abrazo... un te he echado tanto de menos... y un Vamos, corre que perdemos el once.
Dime cuál te gusta más y ese se quedará.
Si tienes otro mejor ¡escríbelo!.
Un beso alunizado.
lunaaaaa -
mox -
Extrapola a que es Raúl el que espera en la puerta de todos esos sitios (es mas normal que él rebusque como sea las llaves de un rincón de amor)...
Hay muchos Raules y Raulas sueltos por ahí
Ess, te digo lo que a Muralla. El instituto, la Universidad, el trabajo... en todos sitios pasa, en todas las vidas pasa y a veces más de una vez en mayor o menor medida siempre hay desengaños...
Ess -
muralla -
Espero que la próxima vez elija mejor y tenga más suerte...
Un abrazo abrazao. Muralla
mox -
Malasanta -
El Raúl, un canalla.
Abrazos.