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Erase Una Vez

Holmes

Holmes La afición favorita de mi abuela era apoltronarse detrás del balcón y ver pasar la vida. Reconocía a los presurosos, a los preocupados, a los que iban al bar, a los ennoviados, a los que no habían comido en todo el día, a los mentirosos...

Pero lo que realmente le gustaba era buscar los por qués a sus reconocidos. Una tarde que me senté un rato con ella jugó a adivina.

- ¿Ves el hombre de ahí enfrente? Dentro de poco, cruzará la calle, comprará en el estanco un paquete de tabaco, se encenderá un cigarro y saldrá corriendo.
Como si la hubiera escuchado, el hombre hizo lo que ella le predijo. La boca se me abrió un palmo y la miré entre escandalizado y asombrado tal y como se mira a una bruja, así que me contentó con una sencilla explicación para quitarse de encima mis asustados ojos.
- Ese hombre llevaba palpándose la ropa un rato con un mechero agarrado en una mano. Seguramente el paquete de cigarros lo dejó olvidado y por eso se compró uno nuevo. Salió corriendo porque llegaba tarde a su trabajo en la ferretería, dentro de cinco minutos.

Adivinó también la presencia de un ataúd en la calle en cuestión de minutos, y no se equivocó. Y es que vio que al tío Juan, su hermano, interrumpir la partida de cartas en el bar y, acompañado de tres cariacontecidos vecinos, entrar en su casa, que a la vez le servía de negocio: una funeraria.

Adivinó que dos novios se habían peleado porque a pesar de mantener las apariencias, circulaba mucho aire por medio de ellos, e imaginó que seguramente lo dejaran porque por la mañana había visto tonteando al novio con la hija de la panadera, y en el barrio todo se sabe y en cuestión de honores de faldas no había perdón.

Adivinó que un anciano (más que ella) no comió aquél día porque no se movió del banco de la plaza del barrio ni para entrar en casa, e imaginó que no tendría nada en la despensa (¿para qué entrar si no tengo comida?). Cuando llegó su hija cargada con una enorme cesta de esparto, le faltó tiempo para meterle mano allí mismo y llevarse a la boca un trozo de pan.

Se distraía imaginando vidas, viviendo sueños de otros o dominando existencias. Le costaba andar y raras veces salía de casa por eso se aferraba al mirador.

Allí constaté las dotes de observación de mi abuela, su profundo conocimiento de las rutinas del barrio, y sus acertadas predicciones. Era un poco mi particular Sherlock Holmes.

8 comentarios

mox -

lunaaa, yo soy muy besucón, así es que te devuelvo ese beso con otro màs fuerte.

lunaaaaa -

que-bue-no-que-es-tes-fe-no-me-nal..........Otro besazoooooo

mox -

Lunaaaa, ¡¡Ay!! ja,ja,ja,ja, perdona por que te interpreté mal. Aquí decimos para saludar un simple y llano "Hola. ¿Cómo estás?". Si estamos preocupados por alguien es entonces cuando preguntamos ¿Estás bien?.
De ahí mi confusión.
Pues estoy fe-no-me-nal, sobre todo con amig@s como tú.
Un besazo lunático ;-)

lunaaaaa -

¿estas bien?...es un saludo no implica preocupacion..sino interes cordial.....hola....sigues biennn??????????

mox -

lunaaaa, lo de mi abuela era mejor que lo que escribía Conan Doyle, o por lo menos er de primera mano.
Estoy bien ¿por qué lo dices?.
Malasanta, mucho vivido era lo que tenía mi abuela. Bon Nadal.
Muralla, ese mirador era su tele.
Un abrazo abrazao.

muralla -

Ay, esos ojiños de abuela que todo lo saben y todo lo ven...que buenos y dulces recuerdos me traen...Gracias.
Tu abuela no dejaba que se le escapara la vida, aunque fuera desde el mirador...
Besos. Muralla.

Malasanta -

Ya dicen que "mas sabe el diable por viejo que por diable" y es que toda una vida en el mirador tiene que dar sus frutos por fuerza.
Hola Mox, Feliz Navidad.

lunaaaaa -

Maravillosas dotes de tu abuela...y maravillosa capacidad de percibir la vida....
Hola...¿como estas?